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Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA): Parte 2

La propuesta de tratamiento de los trastornos de la alimentación es muy variada. En Neuroespai nos parece clave realizar un buen y actualizado diagnóstico, tal y como comentamos en la entrada anterior (Parte 1), ya que esto facilita el punto de partida de un tratamiento adecuado y específico.

Podemos decir que, en general, los tratamientos habituales de los TCA son de carácter holístico y la mayoría incluyen terapia psicológica individual, familiar y/o de grupo, seguimiento médico y asesoramiento nutricional. Es altamente recomendable, si se incluye medicación, que el resto de profesionales que se ocupan del caso realicen un seguimiento de la misma.

Me parece imprescindible destacar, que el impacto de los TCA tienen efecto sobre la condición física, mental y emocional de la persona, por lo que el trabajo multidisciplinar sería, por regla general, lo más recomendable.

A partir de aquí, hay una serie de puntos que habrá que tener en cuenta, dependiendo del tipo de paciente y del tipo de TCA que presente:

 

  1. Cuidado con la crítica y la auto-crítica. Esta cuestión es de alta relevancia ya que la tendencia a la crítica reduce el campo de acción hasta convertirlo en una prisión donde las únicas dos posibilidades son ser gorda o flaca, guapa o fea, lista o tonta, etc. El malestar de una persona tiende a reducir opciones y lo que se busca en terapia es precisamente lo opuesto, facilitar a la persona otras opciones y alternativas que la liberen de la polarización de la crítica. La comparación suele hacerse desde la crítica destructiva, es decir, maximizando el valor del otro y minimizando (o negando) el propio valor.

 

  1. Aceptación incondicional como la alternativa más interesante, especialmente para el punto anterior: la crítica. Esto incluye al paciente, a su entorno y al terapeuta. El objetivo de ser perfecto nos enjaula, mientras que la opción de aceptarnos nos permite fallar, aprender y reconocernos como seres completos, ricos, valiosos y bien nutridos. La aceptación es la gran herramienta para la transformación.

 

  1. Las personas con TCA, ante todo, son personas, por lo que tratarlas como tal es clave. Esto parece una obviedad, pero si tenemos en cuenta, como se explica en los dos puntos anteriores que, la persona es una cuestión y otra cuestión es las conductas que tiene con respecto a la comida. Digamos que su condición no las define como personas por lo que los términos: anoréxica o bulímica, aunque la alimentación sea, en muchos casos, el centro de sus vidas.

 

  1. La presencia de altos niveles de ansiedad y/o depresión, la mayoría de veces derivadas de la insatisfacción de la manera de relacionarse con lo que es nutritivo (física y emocionalmente), que con el paso del tiempo, mientras el TCA avanza, va debilitando a la persona que lo sufre.

 

  1. Baja tolerancia a la frustración. Este punto es el otro lado del punto anterior. Aunque este podría ser el gran mal de nuestra era actual (relacionado con la vivencia de la Inmediatez), se puede decir que hay una gran aversión al sufrimiento en las personas que sufren un TCA. Esta cuestión se podría comparar ,de alguna manera, con la restricción en la anorexia y la transgresión en la bulimia y el atracón. Estos mecanismos funcionarían como aliviadores temporales del sufrimiento psicológico.

 

  1. Se ha identificado también un patrón de obsesividad y rigidez cognitiva en pacientes con bajo peso. Este tema se ha estudiado ampliamente, por lo que podéis encontrar un montón de información al respecto. Es un punto importante a trabajar en sesión.

 

  1. Adaptar los tiempos, la evolución y tener en cuenta las características particulares de cada persona. Esto sería conveniente de forma transversal, en cualquier tipo de intervención psicológica.

 

  1. Es recomendable que el terapeuta tenga experiencia con TCA y/o tenga un buen vínculo con el/la paciente, además de un buen conocimiento de las complicaciones médicas y físicas. Igualmente, algunos manuales hablan sobre las ventajas de una terapeuta femenina en estos casos, aunque prevalece más la competencia que pueda aportar el o la terapeuta en este campo. Eso sí, tener una alta sensibilidad y saber acoger el malestar de estos/as pacientes desde una visión amable puede beneficiar enormemente la intervención. Bienvenida sea la Inteligencia emocional (hablaremos sobre ella próximamente).

 

  1. Tener en cuenta, según la investigación, los factores asociados al abandono del tratamiento: la edad de los pacientes, las condiciones comórbidas como impulsividad, irritabilidad, trastornos de la personalidad, depresión, etc.

 

  1. Otros aspectos importantes a considerar: baja autoestima, pensamiento mágico, seguimiento de dietas, ejercicio en exceso o participación en ciertos deportes donde tienen que tener un peso determinado según las categorías de competición.

 

Estas son sólo algunas ideas que nos parecen importantes en el trabajo con TCA, si te apetece compartir alguna más con nosotros desde tu experiencia o desde tu conocimiento como profesional, déjanos tus comentarios!

En Neuroespai estamos concienciados y comprometidos con nuestra profesión y trabajamos desde el amor a la psicología y a la creencia sincera de que la psicología es una buena herramienta para ayudar a las personas.

Os dejo esta gran frase de Oscar Wilde, que suelo utilizar en este tipo de intervenciones: «El único amor consecuente, fiel, comprensivo, que todo lo perdona, que nunca nos defrauda, y que nos acompaña hasta la muerte es el amor propio»

 

Amalia Muñoz (Directora y Psicóloga)