El consumo de alcohol es muy frecuente en nuestra sociedad. Estamos rodeados de bares, anuncios de publicidad sobre bebidas alcohólicas, y en las fiestas y celebraciones adquirimos bebidas alcohólicas para celebrar. En muchos casos, la conducta de beber no es problemática, es decir, la persona bebe y sabe cuando parar de beber. Pero, en otras personas el alcohol se convierte en un problema, no se puede dejar de beber o se bebe en circunstancias que no son las adecuadas.
¿Cómo sabemos si tenemos un problema con el alcohol?
El alcohol es una droga legal. Es una droga porque es una sustancia química que una vez introducida en nuestro cuerpo, modifica nuestra percepción, nuestro comportamiento y nuestras emociones. Como tal, en personas con vulnerabilidad, puede convertirse en un problema porque modifica el funcionamiento del cerebro y genera dependencia.
La persona que tiene un problema con el alcohol se caracteriza por:
- Dificultad o imposibilidad para no beber y mantenerse abstinente. Por ejemplo, proponerse no beber una noche que se sale de fiesta y acabar bebiendo.
- Malestar en situaciones en las que existe alcohol y no se puede beber. Este punto se refiere por ejemplo a tener que conducir, decidir no beber y experimentar malestar si estamos en un sitio en donde hay bebidas y los demás beben.
- Utilizar la bebida como manera de escapar de los problemas, disminuir el malestar o los sentimientos desagradables.
- Priorizar conseguir bebida o beber, antes que otras cosas (se llega a un sitio y lo primero que se hace es ir a la barra).
- Incapacidad de dejar de beber a pesar de tener consecuencias negativas ya sea físicas (problemas de hígado), psicológicas (estado de ánimo bajo o estar irritable) o sociales (problemas con la pareja o el trabajo).
Experimentar cualquiera de estas características durante 12 meses indica que la persona tiene un Trastorno por Consumo de Alcohol. Y por tanto requiere de atención profesional para dejar de beber.
Es de suma importancia que si te planteas dejar de beber o beber de manera controlada, acudas a un equipo profesional especializado en adicciones.
Tenemos que resaltar que el alcohol y la heroína son sustancias que siempre requieren de atención médica durante el primer mes de abstinencia. El síndrome de abstinencia de alcohol siempre necesita de un seguimiento médico psiquiátrico, aunque la persona se encuentre bien y no manifieste síntomas graves.
¿Cómo es el tratamiento para dejar de beber?
El tratamiento para dejar de beber cuenta con diferentes fases o etapas. La primera es la fase de desintoxicación. En esta fase el equipo terapéutico, compuesto por psicólogos y psiquiatras, realiza un seguimiento estrecho del paciente y le da pautas para que sea capaz de estar entre 21 y 30 días en abstinencia (se ha de logar estar sin consumir ningún tipo de tóxico, solo se permite el tabaco). En algunos casos se prescribe medicación para que los síntomas de ansiedad, irritabilidad y malestar sean soportables. En ningún momento, se prescribe la medicación para sustituir el alcohol por un medicamento. En nuestro centro, no se tiene como objetivo sustituir una adicción por otra.
Una vez que el paciente ha logrado estar 30 días abstinente, se procede a iniciar la fase de deshabituación. El necesitar la bebida o el hábito de beber modifica las costumbres y el contexto de la persona y sus allegados. Por ello, se trabaja con el paciente y su familia para que se cambie el sistema de vida a nivel psicológico y social. En la fase de deshabituación se trabaja también la prevención de recaídas, enseñándole al paciente a identificar, evitar y afrontar situaciones de riesgo de consumo.
La tercera fase se dedica a la rehabilitación y tiene como objetivo que el paciente recuperare las habilidades perdidas o que no ha desarrollado, como consecuencia de la bebida. Además en esta fase también se trabaja prevención de recaídas. Así, se enfoca el tratamiento para que el paciente aprenda a enfrentarse a las dificultades de la vida de manera adaptativa y sin beber. O en su caso, que el paciente sea capaz de beber de manera controlada, manejar la impulsividad y las emociones negativas o desagradables, recuperar el vínculo con su pareja y familia, etc.
La cuarta fase es la fase de reinserción y tiene como objetivo la normalización de la vida del paciente y el abandono progresivo de la terapia. En esta fase se trabajan aspectos para incrementar el autocontrol del paciente, prevenir las recaídas, y mejorar su funcionamiento emocional y psicológico.
La intervención para dejar de beber suele requerir que el paciente acuda al centro de tratamiento con una frecuencia semanal o quincenal durante un período de entre 6 y 9 meses. Luego, se van espaciando las visitas y los seguimientos médicos a medida que el paciente va mejorando y manteniendo los logros adquiridos. Las estrategias terapéuticas de cada fase pueden solaparse entre sí, excepto por las empleadas en la fase de desintoxicación en la que se concentran todos los esfuerzos en que el paciente logre un mínimo de 30 días de abstinencia. La fase de desintoxicación es siempre la primera y es un requisito imprescindible para que avance el tratamiento.
Si en tu caso crees que tienes un problema con la bebida o que alguien que conoces lo tiene, siempre es necesario que la persona reconozca y asuma el problema como tal. Que no lo minimice y que asuma su responsabilidad en el mantenimiento del mismo. Si tienes alguna consulta o duda respecto a cómo dejar de beber, en nuestro centro contamos con especialistas en adicciones que pueden ayudarte.
(Julia Marquez Psicóloga experta en Adicciones)