El miedo es un mecanismo evolutivo que garantiza nuestra supervivencia. Cuando nuestro cerebro identifica un peligro reacciona generando la emoción del miedo a través de varios sistemas que bloquean nuestra capacidad de pensar racionalmente llegando a bloquear todo el cuerpo.
El miedo es una emoción muy básica y común que podemos sentir todos los seres humanos a lo largo de nuestras vidas. El problema es como lo abordamos cuando esto sucede: Hay personas que no pueden llevar una vida normal porque ese miedo crece y se convierte en una fobia y son incapaces de afrontarla. Otras en cambio, buscan esa adrenalina viendo películas de terror o realizando actividades de ocio que conllevan a un peligro muy alto.
¿Cómo funciona fisiológicamente el miedo?
Percibimos un estímulo -> Si la amígdala cerebral lo interpreta como una amenaza para nosotros activa la secreción de adrenalina y cortisol entre otras hormonas -> Se acelera el ritmo cardiaco y la frecuencia respiratoria para llevar más oxígeno a nuestros músculos. También se aumenta la presión sanguínea y la cantidad de azúcar en sangre para que tengamos más fuerza y energía para huir de ese peligro -> También se suspenden todos los sistemas corporales que en ese momento no son tan esenciales para ahorrar energía y esto incluye la capacidad de pensar de manera racional (hay mucho gasto energético).
Tipos de miedos:
1. Miedos aprendidos
Se llaman así porque se aprenden por imitación de otras personas. Ejemplo: un niño ve que su madre tiene miedo a los perros y cada vez que van andando y encuentra uno se pasa a la otra acera o lo esquiva. Ese niño finalmente tendrá miedo a los perros y aprenderá un miedo que no es suyo.
2. Miedo por asociación
Seguimos con el ejemplo del niño. En este caso el niño está jugando en el parque y aparece un perro de repente, este no le llega a morder pero le increpa ladrando muy cerca de él y lo pasa mal hasta que llega su madre. Días después van a otro parque y el niño no quiere jugar allí porque tiene miedo de que aparezca un perro de nuevo. En este caso el niño asocia el miedo con un lugar.
3. Miedo por evitación:
Imaginemos que ese niño del parque que es muy tímido ha ido creciendo y ha evitado interactuar todo lo que ha podido con sus compañeros/as porque le cuesta y lo pasa mal. Y ahora que es adolescente tiene que exponer un trabajo delante de toda la clase. Esto hace que tenga todo tipo de pensamientos: no voy a ser capaz, me van a criticar, se van a reír de mi… y acaba evitando realizar esta exposición por miedo.
El miedo desproporcionado se acaba convirtiendo en una fobia irracional.
Como se crea una fobia:
Cuando hemos vivido algo que nos ha causado mucho temor, se queda activa una zona del cerebro que conecta directamente con la amígdala y esto activa las respuestas del miedo en cuanto aparece el mismo estimulo o similar. Si no se ha sabido gestionar ese momento ocurrido, lo más probable es que las reacciones se vayan potenciando a lo largo del tiempo y cada vez sean más desmesuradas.
Nuestra lógica evolutiva está detrás de todo esto y te preguntarás porque activa todo este tipo de mecanismos y reacciones… pues sencillamente para ser más rápida y eficaz ante futuras amenazas parecidas y “salvarnos”.
Nuestra reflexión de hoy es que sentir miedo es algo normal y habitual. Que cuando esta emoción nos desborda y no sabemos cómo hacer, es aquí donde debemos de pedir ayuda a profesionales para que no se descontrole y acabe terminado siendo una fobia que nos incapacite en nuestro día a día.
Como dijo Franz Kafka
“Tiene miedo de morir porque aún no ha vivido”