¿Qué es la rabia?
La rabia o ira es una emoción que experimentamos todos en diferentes situaciones. En general, nos sentimos enfadados cuando reaccionamos a pensamientos o sentimientos de:
- Herida
- Frustración
- Preocupación
- Celos
- Confusión
- Rechazo
- Desconcierto
- Impotencia
Los síntomas de la rabia:
- Sensación de calor o enrojecicimiento de la cara
- Inseguridad o torpeza
- Tener la boca seca
- Dificultad para escuchar a alguien que le habla
- Tensión muscular
- Sensación de pérdida de control
- Impulsividad
- Ataque verbal o físico
- Huida
¿Qué hacer con la ira?
La ira es una de las emociones más difíciles de gestionar, pero dominarla es definitivamente posible. Cada persona tiene unas formas o estrategias propias para manejar los momentos de ira. Es importante que en la gestión y el manejo de la rabia no nos dañemos a nosotros mismos o a otras personas.
CONOCE TU IRA
- Permítete sentirte enfadado.
Tenemos tendencia a pensar que hay que cubrir las emociones “negativas” con otras “positivas”. Esto no es del todo cierto. Todos tenemos derecho a sentir y vivir lo que sucede a nuestra manera. Todas las emociones son necesarias y tienen su función, la ira también.
- Siente la ira.
¿Tienes el cuello tenso? ¿Te tiembla la voz o las manos? ¿El pecho te quema o el corazón te va muy deprisa? Aprende a reconocer las sensaciones de la ira en tu cuerpo y presta atención a esas partes para despejar los bloqueos que están manteniendo la sensación desagradable. No intentes negar esas sensaciones, si aprendes a prestarles la atención necesaria, se calman solas.
- Ver esto como un ejercicio de auto-calmante.
Nosotros mismos somos los únicos responsables de nuestros estados mentales por lo que las situaciones de rabia son una oportunidad para practicar la auto-regulación. Puedes decidir dejarte llevar por la rabia y el enfado de una situación o puedes hacer un ejercicio consciente de sentirte enfadado y expresarlo de una forma más clara y calmada. Al fin y al cabo la intención de la rabia es la expresión de nuestra disconformidad.
EXPLORA TU RABIA
- Registra tu estado de ánimo antes del incidente.
Pregúntate: ¿Estaba ya teniendo un mal día? ¿Estaba ya molesto o irritado? Podría ser que las palabras o acciones de alguien me hayan supuesto la gota que colmó el vaso, pero que no sea totalmente responsable de la aparición del enfado.
- Pregúntate: ¿Por qué esto me molesta tanto?
¿Lo que me enfada es realmente lo que alguien hizo, o me siento enfadado por la interpretación que yo hago de sus acciones? (Por ejemplo, se puede pensar que mi pareja no me contesta el mensaje porque no le importo o porque no me respeta. Aunque es muy probable que la pareja tenga una explicación válida a lo sucedido).
- Haz introspección.
Piensa en las veces en las que tú has hecho eso por lo que estás enfadado. Puede que darte cuenta de esto no te haga sentir orgulloso pero puede hacerte entender la raíz de lo que te molesta. Además de enfadado ¿cómo te sientes? Quizás frustrado, inseguro, confundido o atacado.
- Escribe lo que sientes.
Trasladar a papel aquello que nos molesta nos puede ayudar a ordenar, entender la necesidad que hay detrás del enfado. ¿Qué te gustaría que la otra persona entendiera o sepa?
RESPONDE SIN IRA
- Después de analizar lo que nos enfada, es conveniente expresarlo de manera verbal.
Una vez has aclarado y puesto orden a lo que te molesta, será más sencillo hablarlo con la otra parte. Quizás te ayude hacer un guión con los puntos importantes
- Aprendiendo a usar «me siento».
En lugar de decir: «No has contestado el mensaje así que, obviamente, no te preocupas ni te interesas por mí,» decir: «Cuando te olvidas de las cosas que son importantes para mí, me siento herido.» De esta manera, no se malinterpreta lo que la otra persona quiere decir, lo que estamos haciendo es explicar cómo nos hemos sentido para que la otra persona sepa el impacto que tienen sus acciones sobre ti.
- Resistir la tentación de descargar todas las quejas que no se han hablado antes.
A veces una molestia puede abrir las puertas a una larga lista de quejas. Lo que hay que saber es que nadie responde positivamente a una lluvia de críticas. En este caso es preferible abordar el origen de nuestro enfado y dejar el resto de “quejas” para otro momento.
- Atentos a la perspectiva de la otra persona.
Es posible que la otra parte se sienta enfadada también y piensen que estamos equivocados. Lo que suele suceder es que las dos personas tienen una forma de ver diferente y el objetivo es ver el punto de vista del otro.
- Centrarse en buscar una solución.
Si lo que pretendes es que la otra persona admita que se equivoca lo que vas a conseguir es una lucha de poder. Es preferible centrarse en lo que nos gustaría cambiar o hacer diferente en lugar de lanzar una queja tras otra.
Al final todo es un proceso de aprendizaje. Es preferible aprender de la rabia a dejarse llevar por ella. Cabe destacar que para esto es importante saber lo que necesitamos, comunicarse con claridad, dar información específica sobre qué puede hacer la otra persona (me ayudaría mucho si tu, me gustaría que, te agradecería…) para saber cómo hacer diferente en el futuro.
Os dejamos un proverbio chino para la reflexión sobre el tema que tratamos hoy:
«Si eres paciente en un momento de ira, escaparás a cien días de tristeza»
Amalia Muñoz (Psicóloga)