Una causa habitual de dolor a nivel de cuello, hombros o brazos, es la alteración biomecánica de la columna vertebral cervical. Las hernias de la columna cervical representan la segunda frecuencia de localización de las hernias de la columna, después de las hernias lumbares.
La zona cervical representa el segmento superior de la columna vertebral, y se ubica entre el cráneo y la primera vértebra torácica. Se compone de 7 vértebras, relativamente pequeñas, y forman entre sí, un canal, dónde se ubica la médula espinal. Es el segmento con mayor rango y direcciones de movimiento y existe relación directa con la cabeza y las extremidades superiores.
Entre cada una de las vértebras de la columna hay un disco, una superficie fibrosa con función de amortiguador. Cada disco contiene una banda externa, similar a una llanta (llamada anillo fibroso) que envuelve a una sustancia gelatinosa (llamada núcleo pulposo). Las raíces nerviosas salen a través de pequeños canales entre las vértebras y los discos.
La hernia de disco se presenta cuando el anillo fibroso se rompe y se abre o agrieta, permitiendo que escape el núcleo pulposo. Puede ocurrir de forma traumática, aunque existen unos factores de riesgo como hábitos de mala postura y una mecánica corporal inadecuada, debilidad de los músculos del cuello, tabaquismo y obesidad.
Los signos y síntomas más característicos son:
–Dolor que típicamente comienza en la región cervical posterior y se extiende por el cuello con irradiación a los brazos, antebrazos y manos. Esto se debe a que la hernia comprime las estructuras nerviosas que se encargan de dar la sensibilidad y la motricidad a los territorios de la extremidad superior del lado correspondiente.
–Alteraciones de sensibilidad en forma de hormigueo, dolor, alodinia, …
Dependiendo de la magnitud de la hernia y del tiempo que ésta lleve afectando a los nervios, se puede presentar también alguna alteración del movimiento de la extremidad, como pérdida de fuerza, alteración de la movilidad fina, debilidad en las manos y muñecas, …
El primer paso ante la sospecha de cualquier problema de salud, es acudir a un médico especialista, y si por la clínica sospecha que puede haber algún problema a nivel de la columna vertebral cervical, le solicitará un TAC, una Resonancia magnética o una electromiografia.
El tratamiento, es siempre variable a cada persona y cada caso en particular. Sin duda, la mejor opción es acudir a un fisioterapeuta especializado, para que evalúe las alteraciones y mediante un trabajo enfocado a disminuir el dolor, recuperar (relajar) el tono muscular, mejorar la amplitud de movimiento, preparar la musculatura intrínseca y accesoria como método preventivo de futuros episodios clínicos y reeducación postural.
A continuación os dejamos unos ejercicios (rotaciones cervicales y torácicas, inclinaciones laterales). Se deben de realizar lentamente, sin perder la postura correcta. Antes de iniciar el movimiento cogeremos aire y mientras realizamos el ejercicio soltaremos el aire. Mantenernos de 12 a 20 segundos en cada posición. Realizar al menos 3 veces cada ejercicio.
Recordar que en Neuroespai estamos especializados en el tratamiento de esta patología y muchas más. En caso de necesitar más información o de duda contactar con nosotros. Os esperamos!
Carlos Ramirez (Fisioterapeuta)
Elena Abad (Auxiliar de Fisioterapia)