En este post os vamos a hablar del duelo. Nos vamos a centrar en aquellas situaciones en las que la persona sufre una pérdida importante en su vida. Además, comentaremos qué tareas son necesarias llevar a cabo para que la persona supere adecuadamente la pérdida.
El duelo es un proceso de adaptación emocional normal que surge tras la pérdida de un ser querido (fallecimiento) o que también puede surgir tras la pérdida de un rol o situación que consideramos muy importante para alcanzar la felicidad en nuestra vida. Hablamos de un proceso de adaptación que es normal, ya que se ha de dar y es necesario para la adecuada superación de la pérdida.
El duelo que más conocemos y que es mejor aceptado socialmente, es aquel que se relaciona con el fallecimiento de un ser querido. Pero como hemos mencionado, no sólo se experimenta el duelo ante un fallecimiento. También se experimenta el duelo tras una ruptura de pareja, un divorcio, un cambio de país de residencia o el abandono del hogar por parte de los hijos. Todas estas situaciones dan lugar al duelo en sus diferentes grados y formas.
¿En qué consiste el proceso del duelo? Se trata de un proceso compuesto por diferentes fases, y en cada una de las fases la persona ha de pasar por una serie de “tareas” que son las que facilitaran la superación positiva y adaptativa de cada fase. Si se superan todas las fases adecuadamente, es más probable que se supere adecuadamente la pérdida.
La primera fase es la fase de shock. Se trata de un estado de desconcierto y embotamiento afectivo (nos cuesta reaccionar). En esta fase la persona muestra conductas automáticas, actúa como sin pensar y no entiende qué es lo que ha ocurrido. Se trata de una de protección, en la que nos cuesta reaccionar porque hemos de procesar y asumir lo que ha ocurrido. La principal tarea en esta fase es no negar lo ocurrido, hablar sobre la pérdida con quienes se ven afectados y aceptar lo que ha ocurrido.
La segunda fase es la fase de rabia o agresividad. En esta fase la persona siente inseguridad, rabia, se siente vulnerable y desprotegida. Suelen experimentarse sentimientos de injusticia, enfado y rabia por lo ocurrido. La tarea en esta fase es desahogarse, comunicar lo que nos pasa, llorar y aceptar las emociones que experimentamos en lugar de luchar contra ellas.
La tercera fase es llamada fase de desesperanza o desesperación. En esta fase se empieza a tener consciencia de la pérdida, sobre todo en momentos en los que estamos tranquilos, relajados o solos. Suele dominarnos la tristeza, la sensación de cansancio personal y psicológico, apatía, desinterés y sensación de “no saber qué hacer ni a dónde ir”. La tarea en esta fase suele ser ir recuperando poco a poco nuestra rutina, reorganización el espacio en donde se encontraba la persona fallecida o la persona que no estará más compartiendo nuestra vida. Hemos de esforzarnos por ir recuperando actividades de manera combinada y equilibrada, junto a aceptar y vivir la tristeza que sentimos.
Finalmente, la cuarta fase es la de reorganización. En este caso se ha de recolocar a la persona que ya no estará con nosotros, se ha de recordarla junto a quienes también la han perdido. La tarea en esta fase es no tratar de olvidar, sino de encontrar un lugar apropiado e importante para recordar aquello que perdimos, pero dejando espacio para otras relaciones significativas. La vida nunca volverá a ser lo mismo, pero enriqueceremos nuestro espacio con nuevas emociones y relaciones.
Durante todas estas fases existe una gran variabilidad entre las personas, no hemos de imponer a otro cómo ha de vivir el duelo. Ahora bien, a pesar de la variabilidad entre las personas, en algunos casos la pérdida no se supera adecuadamente. Cuando el sufrimiento por la pérdida se extiende más de un año y la persona no logra recuperar el funcionamiento personal que tenía antes de la pérdida, estamos ante un caso de duelo patológico.
El acompañamiento por parte de un psicólogo, siendo éste el profesional experto en el manejo y gestión de las emociones, suele ser muy beneficioso. Ya que, nos facilitará la superación de cada fase trabajando para que se cumpla correctamente con cada una de las tareas de cada una de las fases.
A modo de conclusión, lo más importante es tener en cuenta que el duelo es un proceso formado por diferentes fases, y en cada fase se nos presenta una tarea o desafío a alcanzar. Es imprescindible realizar estas tareas para poder superar la perdida y evitar el duelo patológico.
Julia Marquez (Psicóloga)