Saltar al contenido

Creo que soy bipolar…

Como psicóloga, varias veces me encuentro con esta afirmación o con esta idea, cuando alguien acude a nuestra consulta.  Se trata de casos en los que las personas dudan acerca de si son bipolares o no, o en algunos casos se describen a sí mismos como “bipolares”.

Pero… ¿qué quieren decir al utilizar este término? Cuando les preguntamos acerca de qué los hace pensar que son bipolares, nos explican que muchos días se sienten alegres y otros días se sienten tristes. También nos explican, que creen ser bipolares porque están contentos o están teniendo un buen día y de repente sin que nada ocurra, les cambia el estado de ánimo (se enfadan, se ponen tristes o a disgusto). En estos casos, lo que es necesario aclarar es la diferencia entre experimentar cambios en el estado de ánimo y tener un trastorno bipolar.

En primer lugar, vamos a definir qué es el estado de ánimo. El estado de ánimo es una actitud o disposición emocional que se experimenta en un momento determinado. El estado de ánimo no es una situación emocional transitoria, sino que es una forma de permanecer y estar viviendo el presente. Se diferencia de las emociones, en que el estado de ánimo no es tan específico (como puede ser el miedo, la ira o la vergüenza), es menos intenso y más duradero que las emociones.

estados de ánimo

Si representáramos el estado de ánimo en una escala del 0 al 10 (siendo 0 muy malo y 10 el mejor estado de ánimo, el más positivo) lo normal sería que éste se encuentre casi siempre en una zona neutra tirando a positiva. Por ejemplo, lo normal es que tengamos un 5 o un 5,5 de estado de ánimo.  

Cuando una persona tiene un trastorno bipolar, atraviesa una serie de fases en las que su estado de ánimo es claramente maníaco (gastan mucho dinero, creen que tienen súper poderes, muestran delirios de grandeza, no sienten necesidad de dormir)  y en otras ocasiones su estado de ánimo es claramente depresivo (no tienen capacidad para realizar las actividades diarias o cotidianas, se sienten extremadamente tristes, no tienen capacidad para experimentar alegría).

Es decir, el estado de ánimo de las personas con trastorno bipolar no suele moverse en puntos neutrales, y cuando experimentan cambios en su estado de ánimo, estos cambios se mueven en puntuaciones extremas. Por tanto, podemos llegar a la conclusión de que ser “bipolar” no es experimentar cambios en nuestro estado de ánimo. Los cambios en el estado de ánimo son normales, y suele haber eventos o estímulos (internos y/o externos) que hacen que nos cambie el estado de ánimo (aunque no los identifiquemos).

En resumen, lo que caracteriza el trastorno bipolar es la existencia de al menos un episodio de manía. No se trata de sentirse “bien” y luego sentirse “triste”, sino que se trata de experimentar episodios de manía (de al menos 1 semana de duración) y episodios depresivos (de al menos 2 semanas de duración).

Finalmente es importante tener en cuenta que aunque la persona no tenga un trastorno bipolar sí que puede experimentar cambios en el estado de ánimo que no sepa gestionar y que le sean desagradables. Frente a esta situación es beneficioso acudir a un psicólogo que estudie la magnitud de estos cambios y otorgue pautas de manejo para que la situación sea más llevadera.

Y tú, ¿te habías planteado esta duda alguna vez? Si es así esperamos que este post te haya aclarado las dudas.

Julia Marquez Arrico