El ejercicio diario de la psicología, me ha llevado a encontrarme en consulta con diversos casos de personas que buscan ayuda psicológica para su experiencia de dolor. Estas personas buscan un tratamiento psicológico del dolor.
Es decir, tienen dolor (dolores de cabeza, dolor de estómago, dolor de espalda o cervicales) que no se explica por una enfermedad o problema físico; y acuden al psicólogo porque a pesar de tener un tratamiento médico siguen experimentando dolor. Cuando el dolor no se explica sólo por causas físicas, los médicos suelen derivar al paciente al psicólogo. Para que juntos, trabajen el manejo y la experiencia del dolor.
Por tanto, hablamos de el dolor que experimenta una persona en quien ya se ha descartado una causa física que explique tal experiencia. Por ejemplo, nos referimos a casos de cefaleas tensionales (dolores de cabeza), dolor de espalda, contracturas cervicales en lo que se toma medicación, se descarta una enfermedad pero el dolor persiste. En todos estos casos es necesario realizar un tratamiento psicológico del dolor.
Pero, ¿qué tiene para aportar un psicólogo en la vida de una persona que tiene dolor?
El psicólogo es un profesional clave para ayudar a las personas en el manejo de su dolor, debido a que el dolor no es una experiencia 100% física, existe un gran componente psicológico .
La gran parte de los síntomas físicos relacionados con el dolor responden a un modelo bio–psico-sociales. La experiencia del dolor está modulada por factores físicos (por ejemplo: una lesión, tensión muscular); psicológicos (por ejemplo: emociones, preocupaciones, estado de ánimo); y sociales (por ejemplo: trabajo de la persona, apoyo familiar, cargas que tenga).
En el año 1965 Melzack y Wall explican y demuestran cómo los factores psicológicos regulan la experiencia del dolor. Lo psicológico no “crea” al 100% la sensación de dolor pero sí la regula. Esta explicación del dolor desde un punto de vista más contextual y psicológico se llama “Teoría de la puerta”. Esta teoría explica cómo en conjunto actúan las fibras L (gruesas; tacto, presión; vibración) y S (finas; dolor) de la médula espinal para regular la sensación del dolor. Estos autores identifican una serie de factores que se relacionan con la experiencia del dolor:
Teniendo en cuenta estos factores psicológicos del dolor, la psicología ha desarrollado intervenciones (técnicas y ejercicios) destinadas al tratamiento psicológico del dolor. Con este tipo de tratamiento psicológico del dolor, las personas son capaces de mejorar notablemente su calidad de vida. Así, dejan de sentirse tan limitados en su vida diaria cuando conviven con dolor.
En este punto es muy importante tener en cuenta que el tratamiento psicológico del dolor no estará centrado en el dolor en sí mismo, para atacar el síntoma se utiliza la medicación y el tratamiento médico. Más bien, se trata de un trabajo terapéutico que está destinado al manejo y modificación de los factores que están relacionados con la experiencia del dolor.
Las personas que suelen experimentar síntomas físicos que no están explicados por una enfermedad médica tienden a un estilo de personalidad somatizador. Es decir estas personas se caracterizan por
- Rasgos de personalidad rígidos (poco flexibles, se adaptan con dificultad a los cambios)
- Necesidad de control (control de emociones, el contexto, los demás, las tareas)
- Evitación emocional (antes que buscar sentirse bien, se concentran en no sentirse mal, ni ansiosos, ni preocupados)
- Muestran procesos cognitivos que juegan un importante papel en la aparición y mantenimiento de los síntomas (ideas como la necesidad de perfección, baja tolerancia al error, necesidad de dar lo mejor de sí mismos siempre)
¿Cómo se lleva a cabo un tratamiento psicológico para las personas que tienen síntomas físicos como el dolor?
La terapia psicológica cognitivo-conductual para el dolor empieza con indagar los intentos detallados de control del dolor. Luego se educa en detalle al paciente sobre los factores que afectan potencialmente a su dolor y sobre cómo el paciente puede actuar para modificar esos factores.
En el tratamiento psicológico de dolor, el terapeuta dedica la primera entrevista y entrega los autorregistros, no sólo para recoger información, sino también para aumentar el conocimiento del paciente sobre la interacción entre los factores psicológicos y físicos.
En mi caso, cuando trabajo con personas que sufren algún tipo de dolor, siempre iniciamos el tratamiento siguiendo estos puntos clave:
- Valoración exhaustiva del caso: síntomas, antecedentes, medicación, psicopatología, etc.
- Análisis funcional y detección de problemas.
- Relajación y entrenamiento autógeno para el control de las emociones y manejo del dolor.
- Trabajo con mecanismos cognitivos (esquemas; creencias; personalidad).
- Técnicas y ejercicios de De-fusión cognitiva.
Por tanto, el psicólogo buscará todos los detalles posibles sobre las causas de tu dolor y te guiará en el aprendizaje de nuevas maneras de reaccionar ante la experiencia del dolor. El tratamiento psicológico de dolor o de los síntomas físicos es una manera eficaz de mejorar tu calidad de vida.
Julia Marquez Arrico (Psicóloga)