En este post hablaremos del Juego Patológico (también conocido como ludopatía o adicción al juego). El juego patológico es una conducta adictiva, caracterizada por un déficit progresivo en el control del impulso de jugar que origina un deterioro significativo en las áreas personal, familiar, social y laboral.
Se trata de un problema en el cual se ven afectados varios aspectos de la vida de una persona (emocionales, psicológicos, sociales, económicos) como resultado, principalmente, de una necesidad incontrolable de jugar por dinero. El núcleo general del juego patológico suele ser la existencia de una necesidad de jugar con cantidades crecientes de dinero, una preocupación por el juego, y sobre todo el fracaso repetido de los esfuerzos para controlar, interrumpir o detener el juego.
Las personas adictas al juego suelen utilizarlo como estrategia para escapar de los problemas o para aliviar estados de ánimo negativos y tienden a engañar a las personas de su entorno cuando éstas notan la falta de dinero (que han gastado en el juego). Después de perder dinero en el juego, suelen buscar diferentes maneras de recuperar lo perdido para volver a jugar. Muchas de estas personas dicen que buscan «acción» (estado de euforia) más que dinero, ya que, al aumentar sus apuestas o magnificar los riesgos consiguen producir y mantener los niveles de excitación deseados.
Según Becoña (1996) el jugador patológico suele atravesar diferentes fases:
- En un principio se encuentran en una etapa dorada, en donde el jugador obtiene ganancias con el juego, aunque siempre es mas consciente de lo que gana, que de lo que gasta, magnificando las mencionadas ganancias.
- Paulatinamente irá arriesgando mas dinero y entrará en una etapa de pérdidas, aunque si consigue más dinero para continuar jugando mediante prestamos a familia y amigos, continuará arriesgando más dinero para recuperar el que ya ha perdido. Aquí el jugador entra en una espiral cíclica de pérdidas-ganancias, que le llevarán a la etapa de desesperación, en donde el jugador no tiene más dinero ni forma de conseguirlo, aunque, si consigue un medio para seguir jugando, vendiendo propiedades o empeñando objetos personales, el jugador vivirá exclusivamente para jugar. En esta etapa el jugador cree que la solución a sus problemas es el juego y su único objetivo es jugar.
- Los problemas tanto familiares como económicos derivados del juego tienen ya mucha importancia, y el jugador se encuentra agotado tanto física como psicológicamente. Durante esta etapa muchos jugadores buscan ayuda para salir de su problema, aunque otros no, pudiendo llegar en muchos casos a la etapa de desesperanza o abandono, en donde el jugador no cree que exista una solución a su problema, percibiéndose como un caso perdido.
- Finalmente, durante la etapa de desesperanza, el jugador puede entrar en una etapa denominada como de aceptación, en donde admitirá la existencia de su problema con el juego y buscará ayuda para superarlo.
Actualmente la Psicología como disciplina que estudia el comportamiento humano, cuenta con herramientas para la detección, el diagnóstico y el tratamiento del Juego Patológico. Se han identificado diferentes tipos de jugadores, tipos de personalidad asociadas al juego y diferentes problemas secundarios a esta adicción (por ejemplo: ansiedad, depresión, problemas de pareja, impulsividad, insomnio). Es de suma importancia la actuación temprana e individualizada en los casos de juego patológico. Ya que, lo que acostumbra a empezar como una conducta ocasional aumenta su frecuencia hasta convertirse en una conducta patológica por las consecuencias negativas que genera en la vida de la persona afectada.
La importancia y el mayor riesgo que comporta esta conducta es que pasa de ser una actividad gratificante a ser una necesidad.
Es importante entender que se trata de una problemática en la que la principal característica es la falta de control de la necesidad de jugar y es muy difícil que quien es un jugador patológico pueda superar el problema sin ayuda. Por tanto, la atención y el asesoramiento por parte de un equipo profesional que sea experto en comportamientos adictivos es imprescindible.
Julia Marquez (Psicóloga Neuroespai)