En este post trataremos la adicción a las compras. Nos referimos a una situación en la cual la persona presenta una conducta desadaptativa caracterizada principalmente por la impulsividad a comprar de forma incontrolada. La conducta de compra va siendo cada vez más frecuente, la persona pierde el control sobre esta conducta y aparecen las consecuencias negativas que pueden ser de diversas índoles como económicas, familiares, sociales, laborales etc. Usualmente los episodios en los que se pierde el control, se observan antecedentes estresantes, ansiedad y situaciones de malestar, de los que la persona se escapa comprando. Así mismo, cuando la persona se ve obligada a no comprar o reducir su gasto, experimenta un cuadro de abstinencia caracterizado por ansiedad, depresión, inquietud, agresividad o desesperación.
Quienes tienen adicción a las compras o manifiestan un patrón de compra compulsiva, adquieren cantidades de objetos innecesarios. En ocasiones compran varias veces el mismo producto o pueden hacer pocas compras pero muy caras (coches, motos, joyas). Sobre todo, es importante tener en cuenta que se trata de un problema en el cual la persona ha perdido el control y necesita, por tanto, una ayuda profesional.
Puesto que la conducta de compra es una conducta cotidiana y normal, es necesario tener en cuenta ciertas señales de alarma que nos indican que se trata de un problema. Dentro de estas señales se encuentran:
- La persona necesita comprar para dejar de sentirse mal aunque esta satisfacción es muy temporal. Para la persona comprar puede ser una manera de contrarrestar sentimientos de depresión, tristeza, baja autoestima…
- El pensamiento permanece inmerso siempre en las compras que se van a realizar.
- La persona pasa mucho tiempo del programado realizando compras.
- Las compras que se realizan no tienen carácter de necesidad. Suele tratarse de objetos de ocio: libros, música, antigüedades, coleccionables, accesorios de automóvil; u objetos relacionados con la estética: ropa, cosméticos, complementos, joyas.
- Es habitual que la persona acumule las adquisiciones y en ocasiones no llega a usarlas, también es frecuente que devuelvan muchas de las cosas que compran. Este modo de comportarse tenderá a esconderlo y negarlo.
- El gasto medio en sus compras sobrepasa las posibilidades reales de la persona. La persona puede a llegar a adquirir importante deudas en forma de préstamos personales, tarjetas de crédito, préstamos de amigos, familiares o conocidos, en algunos casos llega a repercutir en consecuencias legales importantes.
- Se experimenta una progresiva tolerancia a las compras, es decir, cada vez se necesita comprar más.
- La persona puede desatender obligaciones personales para seguir comprando o realizar compras perjudiciales para el entorno. (Ej. ausentarse del trabajo, no responder a las necesidades del hogar o la familia, gastar el dinero destinado a un bien familiar en una compra no necesaria…)
- La persona se muestra impulsiva en las compras, se encapricha de algo y permanece con un pensamiento obsesivo hasta que consigue adquirirlo. Se muestran incapaces de posponer una compra y menos de abstenerse de algo que hayan decidido que quieren.
- Si se les imposibilita el poder comprar la persona puede mostrarse muy nerviosa e inquieta, llegando a ser hostil y agresiva con el entorno.
- Las personas de su entorno (familia y/o amigos) le manifiestan que tiene un problema importante con su manera excesiva de comprar y este es un motivo de discusiones frecuente con ellos.
Actualmente, la psicología cuenta con herramientas para manejar este tipo de problemas. Suele ser necesaria una valoración y un trabajo individualizado con un terapeuta profesional, para evitar que las consecuencias del problema terminen afectando cada vez más áreas de la vida de la persona. Recuerda que en casos como este, para un mejor pronóstico es necesario actuar cuanto antes.
Julia Marquez (Psicóloga Neuroespai)