Datos
Seguramente la palabra ictus cada vez les suene más familiar. Esta afección se conoce como daño cerebral adquirido (junto con los traumatismos craneoencefálicos, TCE) y cada vez ocurre con más frecuencia, y en población más joven.
Los datos apuntan a que 1 de cada 6 personas sufrirán un ictus a lo largo de su vida. El riesgo de ictus incrementa a partir de los 64 años de edad. En nuestro país, el ictus es la primera causa de muertes en mujeres y la segunda causa de muertes en hombres.
Lo más importante es controlar o minimizar los factores de riesgo asociados que, afortunadamente, conocemos cada vez mejor.
Prevención
Si quieres mejorar tu calidad de vida y prevenir la aparición de un ictus, apunta:
- Controlar los niveles de colesterol y tensión arterial. Visita a tu médico regularmente.
- Realizar ejercicio físico con regularidad. Evita el sedentarismo. Sal a caminar un ratito todos los días o a mover el esqueleto. Un buen entrenamiento cardiovascular 30 minutos al día es la mejor “pastilla” anti-ictus. Eso sí, evita deportes de impacto o sobre-esfuerzos.
- El consumo de tabaco, alcohol y sustancias psicotrópicas o estupefacientes (drogas), está asociado a un incremento en el riesgo de padecer un accidente cerebrovascular. Si fumas, bebes o tomas drogas, infórmate mejor de las consecuencias del consumo de estas sustancias y evítalo. Si no fumas, ni bebes, ni consumes drogas, enhorabuena! No empieces.
- Entrenar el cerebro. Cuida tu mente. Mantente activo, lee, escucha música, juega a videojuegos, juegos de mesa, juegos de lógica, hoy en día hay millones de aplicaciones para los teléfonos. Evita sentarte delante de la televisión a ver programas que no te hacen pensar, durante horas.
- Conocer las señales de alarma del ictus:
- Pérdida brusca de movimiento o debilidad del brazo, pierna, o cara, especialmente cuando se produce en un lado del cuerpo.
- Problemas repentinos de visión, en uno o ambos ojos.
- Dolor de cabeza repentino, sin causa conocida.
- Dificultad en el habla: balbuceo, incapacidad para encontrar las palabras adecuadas o no ser capaz de comprender lo que otras personas dicen.
- Problemas repentinos al caminar o pérdida de equilibrio o de la coordinación.
- Sensación brusca de acorchamiento u hormigueo en la cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo.
- Cuidar el peso. La dieta es importante. Consume verduras, fruta, proteínas y grasas polinsaturadas y colesterol bueno. Poca sal, menos carbohidratos (sobre todo azúcares y harinas) y reduce las grasas saturadas. Evita alimentos precocinados, procesados, bollería industrial y bebidas gaseosas azucaradas.
- Controlar el azúcar. Vigila el aporte de azúcar en la dieta, especialmente si eres diabético. Los niveles de glucosa y actividad metabólica están relacionadas con la actividad cardiovascular y los factores de riesgo que hemos comentado.
- Descansar las horas adecuadas. El sueño es fundamental para regular la actividad cerebral y mantener un estilo de vida saludable, que minimice los factores de riesgo.
- Reducir el estrés. La ansiedad, el estrés crónico aumenta la tensión arterial y el riesgo de trombosis.
La afectación y consecuencias de un accidente cerebrovascular son muy variados, y los síntomas pueden ser:
- Dificultades para caminar, pérdida de equilibrio o de coordinación;
- Mareos, cefaleas (dolores de cabeza) intenso e inusual
- Afectación de la visión (Pérdida de la visión en uno o en ambos ojos)
- Dificultad para expresarse, para hablar o pronunciar correctamente (disartria)
- Pérdida de fuerza o de movilidad en brazos y/o piernas y/o en la cara (hemiparesia/hemiplejía);
- Además de las manifestaciones físicas, hay un 50% de afectados que pueden presentar sintomatología depresiva, ansiedad o trastornos de la personalidad o de la conducta. Estos factores son muy importantes de tratar con el psicólogo o neuropsicólogo, puesto que afectan a la evolución de la rehabilitación.
Después del ictus
Tras el ictus, pueden darse diferentes circunstancias:
Una recuperación casi inmediata (minutos u horas). Este es el caso de los Ataques Isquémicos Transitorios, que generalmente no dejan secuelas.
Una recuperación parcial. La recuperación en este caso se produce entre semanas y meses y habitualmente requiere de rehabilitación, pudiendo dejar algún tipo de secuela.
Un empeoramiento del paciente. Puede deberse a causas neurológicas u otras complicaciones como fiebre, infecciones, caídas u otros.
Recuperación del ictus
Siempre es importante seguir los consejos médicos, si el ictus ya ha ocurrido, hay que seguir las indicaciones para que no se repita (lo cual es posible) y para trabajar la parte de recuperación a través de la rehabilitación.
El tiempo de rehabilitación del ictus que precisará un paciente (fisioterapia, logopedia, neuropsicología, etc) va a variar en función de los objetivos adecuados que se establezcan en cada caso.
La cantidad de afectados del daño cerebral adquirido, la duración, la gravedad y diferentes secuelas, así como la repercusión en la vida de los afectados y las familias, han convertido el ictus en un problema sociosanitario que nos concierne a todos.
Lo fundamental es concienciarse, controlar los factores de riesgo asociados que hemos comentando en este artículo y seguir las recomendaciones médicas.
Si tienes alguna otra duda, no dudes en pedir ayuda o contactarnos!
Amalia Muñoz (Neuropsicóloga)