En el post de esta semana, os explicamos las 5 creencias erróneas más frecuentes en las relaciones de pareja. Les llamamos creencias erróneas porque son ideas rígidas, basadas en conceptos muy abstractos que no nos guían hacia comportamientos prácticos.
En las sesiones de terapia de pareja, solemos encontrarnos muy frecuentemente con estas creencias. Por ello hemos elaborado un listado con estas 5 creencias erróneas para que sea más fácil identificarlas y aceptarlas como un pensamiento más, y no, como una verdad absoluta.
Creencia Nº1: “El romanticismo es un elemento mágico, favorece la duración y la felicidad de la pareja”
La duración y felicidad en la relación de pareja no sólo se nutren de romanticismo. El romanticismo es una fase en la relación de pareja que es breve, se caracteriza por idealizar al otro y sentir mucha atracción y pasión.
Si tenemos en cuenta las características del romanticismo, entendemos fácilmente que no es posible ser romántico para siempre. Por ello, no se puede confiar el bienestar de la pareja en el romanticismo. Porque lo natural es que esa pasión se suavice a medida que pasa el tiempo.
Lo que sí se puede hacer y es muy positivo para la relación de pareja, es mantener costumbres que teníamos en la fase de romanticismo. Por ejemplo, en terapia de pareja se trabaja mucho para orientar a las personas a que tengan detalles bonitos entre ellos, salir a cenar, tener una cita, enviarse mensajes positivos cada día, etc. Todos estos detalles alimentan el bienestar de la relación.
Creencia Nº2: “Si es amor verdadero se sabrá desde el primer encuentro”
Por lo general, las personas se refieren a amor verdadero cuando tienen las expectativas de pasar “toda la vida” o estar “para siempre” con su pareja. Al tratarse de un sentimiento que es intenso y maduro, la mayoría de las personas se toman algo más de tiempo para conocer al otro y saber si es con quién deseamos pasar una gran parte de nuestra vida.
No es realista esperar tener la sensación de amor verdadero en los primeros momentos de la relación. En el primer encuentro y los primeros meses, se puede sentir mucha atracción e interés por la persona que estamos conociendo, pero no amor.
Creencia Nº3: “Si no se sienten celos, aunque sea un poquito, es que no le quiero de verdad “
Los celos, suelen estar asociados a la percepción de amenaza e inseguridad personal. Una relación en la que la pareja se siente segura del otro, no tiene porqué dejar espacio a los celos. Si estamos seguros de que cada día mi pareja me elegirá a mí en lugar de a otra persona no tengo por qué sentir celos.
Una de las mejores maneras de relativizar esta creencia y controlar los celos, es trabajar para mejorar nuestra seguridad personal. Las personas que proyectan seguridad resultan muy interesantes y atractivas.
Creencia Nº4: “Si realmente hay amor, no se siente atracción por otras personas”
El amor no atrofia la capacidad de sentir atracción por otras personas. Es natural sentirse atraído por otras personas y esto no significa que se quiera menos a la pareja. Lo que ocurre es que, en la pareja, cada miembro tiene su “vara de medir” respecto a qué es infidelidad y qué no. Para algunas personas, que su pareja manifieste sentirse atraído por otro es vivido como un tipo de infidelidad.
Esta creencia se ha de flexibilizar, ya que es parte de la naturaleza humana sentirse atraído por otras personas. Lo mejor es aceptar esto como parte normal de la evolución de la pareja. Al principio de la relación sólo nos sentimos sexualmente atraídos por nuestra pareja. A medida que pasan los años, es normal sentirnos atraídos también por otras personas. Lo importante es que, al sentirse atraído por otra persona, elegimos seguir con nuestra pareja cada día.
Creencia Nº5: “Mejor contar todo”
El “sincericidio” (como han llamado algunos especialistas al hecho de que un miembro de la pareja cuente todo lo que hace, siente o piensa) es una creencia errónea porque existen sectores de la intimidad del ser humano que es bueno preservar. Contarlo todo no suele ser una buena estrategia en prácticamente ninguna de las relaciones interpersonales que podemos tener como en el caso de las, amistades, compañeros de trabajo, familiares, etc.
Lo más importante es valorar para qué quiero decirle algo a mi pareja. Pensar antes de hablar buscando la función comunicativa, es decir he de preguntarme: ¿para qué me sirve decirle esto?
Tenemos que tener presente que cuando comunicamos algo no podemos controlar la manera en que se lo tome o le afecte al otro. Podemos tener una buena intención al decirle algo a nuestra pareja, pero luego, que él o ella se lo tome muy mal. Recuerda que «el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones”. Optimiza tu comunicación escogiendo bien qué decirle a tu pareja, y sobre todo cómo decírselo.
Julia Marquez (Psicóloga)