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Tartamudez infantil VS Disfluencia evolutiva

¿Qué es la disfemia o tartamudez?

Es una perturbación de la fluidez y el ritmo de habla. Se caracteriza por repeticiones o prolongaciones de sonidos, sílabas o palabras monosílabas que pueden ir acompañados de bloqueos.

Es un trastorno permanente, no remite espontáneamente.

 

Comportamientos

En los casos de disfemia, no se puede hablar de sintomatología sino de comportamientos. Los podemos clasificar en:

 

Primarios Secundarios
Bloqueos Tics

Prolongaciones

Muletillas
Repeticiones Tensión muscular
Onomatopeyas

 

A diferencia de los primarios, los secundarios aparecen por el factor de anticipación, para evitar o intentar salir de una disfluencia. El problema de éstos es que se suelen incorporar al patrón de habla y suelen aparecer junto con la disfluencia de manera automática, empeorando así la fluidez y la comprensión del mensaje.

 

¿Qué entendemos por disfluencia evolutiva?

Entre los 18 meses y los 4 años, algunos niños pueden presentar periodos de disfluencias. Es un comportamiento normal en etapas del desarrollo del lenguaje, ya que existe un desequilibrio entre pensamiento y capacidad de expresión.


 ¿Cómo diferenciar una disfemia persistente y una evolutiva?

Para entender las diferencias existentes, encontramos este cuadro resumen de Merçon, S. y Nemr, K., que explica de manera muy clara cómo diferenciar los dos tipos de disfluencias:

 

 

¿Cómo actuar en el caso de que mi hijo presente disfluencias?

Primero de todo, debe acudir a un profesional que pueda evaluar las características del habla de su hijo y establecer un tratamiento o seguimiento individualizado y adecuado al caso.

Por otro lado, debe tener en cuenta que usted es un modelo de habla para su hijo o hija, así que es conveniente que se dirija a él con un tono amable y a un ritmo lento y tranquilo para facilitar la imitación de este patrón de habla por parte del niño o niña.

Es importante evitar signos de ansiedad o preocupación cada vez que el niño/a presente una disfluencia. Debemos prestar atención al contenido del mensaje y no a la forma, es decir, darle importancia al QUÉ quiere transmitir y no a CÓMO lo transmite. Es importante dar tiempo para que el niño responda con tranquilidad, evitando palabras como “tranquilo”, “tenemos tiempo” o acabar las palabras o frases que él/ella nos están diciendo.

Ante todo, NO DEBEMOS HACERLE REPETIR LO QUE HA DICHO POR HABER TARTAMUDEADO.

 

Marta Pérez (Logopeda)